¿Qué sigue a la piedra? Hace unos días me encontré con un paquete al venir de trabajar de un poeta amigo y ahí Ramón Mayrata y Eduardo Vega de Seoane hablaban de la piedra en poemas y pintura. La piedra como símbolo de abismo que se construye desde abajo hacia arriba. La piedra como instrumento mediador en las primeras culturas. Yo añadiría la piedra como arrecife invisible al que aferrarse, tranquilo; cuando una piedra hace hondas en el agua corrige el significado de una premonición, pues quizá sea eso un poema, un instante que asir, o como escribe Cicerón, que dice que Quinto Ennio, a los poetas, los llama santos. Elegir la primera elección, lo que llega de la musa; hallarlo como se halla una flor en el estiércol, cultivarla con agua, y construir un arrecife. Eso media de este siglo XXI, incapaz de producir la imagen de la muerte, solapada con la eficacia de la tecnología: parece que nada llega, pero el mundo está ahí, y es igual en estos millones de años; el mundo no es una solución al espejo, donde se persigue el poema, el mundo establece una idiosincrasia con la pérdida: simultáneamente el espejo y él no encuentran una reconciliación. Si tuviéramos que establecer permanencias, la encontraríamos en la piedra, en su simbiosis marítima, íntimamente ligada al viaje del barco... El barco produce el viaje desde la piedra, sale de la piedra y llega a la piedra, que no al mundo, que en su dudosa armonía incrementa lo oscuro con su establecimiento mental. Ser mundo es ser mentalidad, una mentalidad de ser mundo, y desde ahí se desplaza el hombre a la súplica, al rezo para no ser mental, para ser piedra. Es un intenso ajedrez creíble, donde la jugada perfecta es la metáfora, asilo, guarida, túnel de lo sentido. Si la musa quisiera aparecer, ¿la piedra aguardaría? La piedra es una credibilidad ante el terremoto, dos piedras chocan y producen una explosión orgánica y se forma el mundo.

Construir con la piedra un monasterio para el poema, dejarlo respirar en la fragancia de silencio, localizarlo en la alegría de lo oscuro. Hoy he visto que no había prejuicio en una persona porque no veía. ¿Cuál es el sentido que lleva con más intensidad al juicio? Mirar combinado con la mente es muy peligroso. La piedra es ciega. La piedra deja hacer al agua de mar, al cincel, y esa oscuridad forma el mundo. ¿Qué mira un escultor cuando está domando a la piedra? Esa visión no está en la luz porque se haría invisible, me refiero a la visión, sería algo más del mundo, y como algo que procede de él, la instrumentalización de la visión destruiría el sentido de la obra de arte. La visión debe poder construirse en la oscuridad para hacer el poema.